Sin grandes sorpresas, el Benfica se paseó en Orlando y goleó al Auckland City sin mayores problemas (6-0). Solo queda una pregunta: ¿será suficiente
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Con la posibilidad de que la clasificación se decida en la diferencia de goles, las águilas fueron ineficaces en los primeros 45 minutos del juego (solo un gol), sin embargo, terminaron el partido muy por encima y completamente insaciables. Queda el Bayern München.
Bruno Lage puede estar satisfecho con la exhibición/resultado, pero se quedó con dos dolores de cabeza: la tarjeta amarilla de Carreras (queda suspendido y no juega el último partido de la fase de grupos) y un momento de tensión algo caricaturesco con Orkun Kökçü en el momento del cambio del turco.
Poca magia, poco provecho
En teoría, si el partido hubiera sido contra un equipo de dimensión mundial (o con calidad razonable/profesional), podríamos afirmar, sin grandes dudas, que fue una primera parte de nivel positivo por parte del Benfica.
Las estadísticas así lo ratifican: 18 disparos, un balón al poste, un gol, cero disparos a la portería del adversario... El problema es que el adversario era el Auckland City. Un equipo amateur, sin grandes armas y relegado a la organización defensiva, con el único objetivo de no recibir muchos goles.